Sabía que iba a morir; no tenía la menor duda al respecto y consecuentemente había logrado exorcisar hasta el último dejo de temor. Su gran tragedia, sin embargo, era tener que aplazar el momento una y otra vez por no saber cómo enfrentarlo dignamente: con elegancia y revestido de buen gusto.
lunes, 17 de mayo de 2010
Decisión
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario