Andar. No importa el tiempo… Ayer caminé más de dos horas por la ciudad, seduciendo a los encinos y a las farolas. ¡Qué perspectivas nos niega el sueño!... ¡Qué ardientes momentos!... amo la noche: el cielo estrellado por doquier (a mis pies, frente a mí y sobre los hombros); amo la sensación de estar cayendo permanentemente, de ser arrebatada por el espacio en múltiples perspectivas…
jueves, 24 de junio de 2010
Keren2
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