Amaneció con los ojos de Keren, ellos bastaban para eclipsar la perspectiva rojiza del sol desperezándose en el oriente y mitigar el frío estancado en mis venas… Amaneció con su sonrisa, con la sensación de una esperanza discreta, paciente y segura de sí misma… Amaneció con su cabello, con la caótica sensualidad de esa negrura contrapuesta a la pálida arrogancia de su piel y al humor invernal de esa mañana.
miércoles, 16 de junio de 2010
Keren1
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